El ictus es una enfermedad que en la actualidad es bastante desconocida y en la mayoría de los casos aparece de forma silenciosa. Ocurre cuando una arteria del cerebro se obstruye o un vaso sanguíneo se rompe y la sangre no llega al cerebro en la cantidad adecuada. Este bloqueo o ruptura provoca los primeros síntomas [pérdida de fuerza de un lado del cuerpo, asimetría, alteración brusca del habla o del entendimiento, pérdida súbita de visión o alteración y dolor repentino de cabeza] y posterior complicaciones.
Para ayudar a detectar que se está sufriendo un ictus podemos pedir a esa persona:
- Que hable, que diga una frase con sentido o que responda a unas frases sencillas
- Que alce los brazos o las piernas
- Que saque la lengua de forma recta
- Que sonría
- Que sople
La mayoría de los factores de riesgo de ictus son compartidos entre mujeres y hombre [diabetes, hipertensión, tabaquismo, alcohol, hipercolesterolemia, etc…].
Aunque España se encuentra dentro de los países con riesgo medio-bajo es fundamental prevenir la aparición del ictus [cuidado de la alimentación, vida saludable, control de peso, práctica de deporte…]así como conocer los síntomas anteriormente descritos y optar por comunicar a los facultativos cualquier síntoma aunque hayan desaparecido tras un breve periodo de padecimiento.
El ictus es la segunda causa de muerte en la población española, la primera en la mujer, y se prevé en los próximos años un incremento de su prevalencia.
Tras un ictus pueden quedar secuelas como la inmovilización de alguna parte corporal [mano, brazos, pies…], asociar déficits sensitivos y sensoriales, trastornos del lenguaje y de la deglución, así como trastornos cognitivos o déficits neuropsicológicos. Recordemos que sobre un tercio de las personas que sufren un ictus queda con algún tipo de déficit. Gracias a los tratamientos en la fase aguda y a las Unidades de Ictus, estas cifras van mejorando. Es importante ir más allá de la fase aguda ya que los déficits o discapacidades que presentan muchos de estos pacientes les acompañará a lo largo de su vida, por lo que es importante un tratamiento y seguimiento enfocado también a la fase subaguda y crónica. También es muy importante un tratamiento individualizado y que no haya una interrupción entre las diferentes fases del tratamiento por lo que es sumamente importante la participación de un equipo multidisciplinar [medico rehabilitador, fisioterapeuta, terapeuta ocupacional, logopeda, neuropsicólogo, psicólogo, trabajador social…]
Somos conocedores que los recursos que ofrece la red socio-sanitaria en Andalucía son pocos y limitados, por lo que es importante concienciar a la población de que hay que cumplir los objetivos en función del déficit que tenga cada paciente y para ello se hace necesario una rehabilitación que implemente la que nos ofrecen en el sistema sanitario público. Valorar al paciente en la fase aguda, determinar los déficits y, en función del perfil del paciente, el tipo de ictus y los déficits que tenga, orientarle sobre cuál sería el ámbito más adecuado para iniciar la rehabilitación sería el paso inicial. Posteriormente realizar un seguimiento y una evaluación a fin de determinar posible duración del tratamiento en fases subagudas y crónicas.
Muchos son los investigadores que están estudiando sobre la neurorrehabilitación de los pacientes tras un ictus. Numerosas propuestas como la búsqueda de biomarcadores que nos permitan determinar cúal es el perfil de paciente que puede tener una mejor respuesta a los tratamientos se están barajando a fin de obtener una mayor reestructuración cognitiva. Aún queda un largo camino por recorrer.
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